Si hay algo que debe ocupar en estos momentos a los líderes empresariales, es cómo lograr la resiliencia en sus organizaciones. Luego de la contingencia mundial ocasionada por el covid-19, resulta evidente que es imposible predecir todo lo que depara el futuro.
Por lo tanto, las empresas deben tener la capacidad de afrontar y superar situaciones críticas, logrando salir de ellas en mejores condiciones. De hecho, es importante asumir que de las crisis también es posible sacar provecho.
Desde el punto de vista empresarial, este es un concepto relativamente novedoso. Sin embargo, ha quedado demostrado que actualmente las empresas deben desarrollar la capacidad de recuperarse.
Esto, como parte de un proceso normal que esté integrado a la planificación de las funciones organizacionales cotidianas. Asimismo, que sea posible llevarlas a la práctica en el momento en que sea necesario.
En este post te compartiremos más información acerca de este coyuntural tema y qué puedes hacer para que tu empresa sea más resiliente.
¿Qué es la resiliencia?
La resiliencia empresarial puede definirse como la capacidad que tiene una organización para afrontar adversidades contundentes. Esto, sin dejar de cumplir sus funciones de acuerdo a su misión.
Lo antes definido se consigue por medio de la reinvención dinámica de los modelos de negocio y de las estrategias aplicadas, según cambian la circunstancias.
La resiliencia organizacional no es fácil de alcanzar. Requiere de transformación, renovación, innovación, una comunicación efectiva y un buen liderazgo. Asimismo, no es posible dejar de lado la excelencia del servicio o producto ofrecido.
Algo que es imposible ignorar al momento de hablar de resiliencia es el capital humano. Se necesita de un clima organizacional que se origine a partir de una cultura que promueva el compromiso con los procesos de la empresa y los resultados.
Importancia de desarrollar la resiliencia en tu empresa
Cuando las organizaciones alcanzan el objetivo de desarrollar la capacidad de adaptación, al tiempo que benefician a sus clientes en el proceso, entonces serán resilientes. Por lo tanto, serán capaces de afrontar con éxito cualquier reto u obstáculo que se presente a futuro.
El entorno económico de hoy es cambiante y volátil, y así se proyecta para el futuro inmediato. Por lo tanto, las empresas, sin importar sus dimensiones, deben estar preparadas para afrontar cualquier tipo de cambios.
Al hacerlo, no solo podrán asimilarlos de forma exitosa, sino que también lograrán crecer y mantenerse competitivas. Todo ello se potenciará si también aprovechan las tecnologías emergentes y modifican constantemente las formas de gestionar el trabajo.
De este modo, se disminuyen los impactos negativos que pueden traer consigo las adversidades.
Pero para ello, es necesario que los colaboradores cuenten con las herramientas necesarias para poder adaptarse rápidamente. Una de las mejores formas de lograrlo es por medio de la capacitación.
Por esta razón, en PMK ofrecemos a nuestros clientes la posibilidad de capacitar constantemente a sus equipos de trabajo. Hacemos uso de herramientas digitales y nos enfocamos en los beneficios del aprendizaje virtual.
Desarrollamos planes de capacitación específicos por área de negocios, con la finalidad de fortalecer aquellos aspectos que más lo requieren dentro de la empresa. Todo ello, con el apoyo de un equipo multidisciplinario de expertos.
Ventajas de la resiliencia corporativa
Lograr ser una organización resiliente trae consigo muchos beneficios. Veamos algunos de ellos:
- Se adquiere mayor confianza al momento de asumir riesgos empresariales.
- Es posible responder de forma rápida a las adversidades, lo que minimiza los daños.
- Se alcanza la destreza para gestionar con éxito los cambios.
- Se fortalece la cultura organizacional, crece la confianza colectiva y la credibilidad en la empresa.
La resiliencia y el propósito
Para que las empresas puedan ser resilientes en el siglo actual, es necesario que desarrollen tres cualidades básicas: ética, aprendizaje continuo y tener un propósito. Este último debe ser algo que vaya mucho más allá de solo generar ganancias.
En tiempos de dificultades o crisis importantes, tener un propósito, además del simple beneficio financiero, es un activo que gana valor. Permite alimentar la idea de que la adversidad pasará y la situación mejorará.
Un fin superior hace posible que los integrantes de una organización se concentren en el logro de ese objetivo, más allá de la adversidad. De esta forma, se incrementa la posibilidad de alcanzar la meta idealizada.
Cuando los miembros de una empresa no tienen un sentido de propósito, estos solo se mantienen unidos alrededor de un beneficio económico. Por lo tanto, es más probable que se desliguen de la empresa ante la primera adversidad.
Por lo tanto, es necesario pasar del pensamiento empresarial de querer adelantarse al futuro y controlarlo, a otro aún más beneficioso. Este consiste en concentrarse en la habilidad de sentir y responder a lo que exige el entorno, basándose en el propósito de la empresa como una forma de guiar las decisiones.
Esto implica que el liderazgo, en todos los niveles, debe ejercerse haciendo énfasis en el propósito de cada uno de los colaboradores. En cambio, debe dejarse de lado el enfoque en el monitoreo de los objetivos establecidos de forma unilateral.
Es decir, pasar de concentrarse en el “qué se debe hacer” al “por qué se debe hacer”. Numerosos estudios científicos demuestran que aquellos sistemas de gestión que buscan controlar y estandarizar todo ocasionan altos costos y pocos beneficios a las empresas.
La empresa como un sistema vivo
A pesar de lo anteriormente mencionado, es importante aclarar que para lograr el éxito en una gestión empresarial basado en el propósito, es necesario medir varios indicadores. Existen métricas para hacerlo de una forma efectiva y objetiva. Algunas de ellas son:
- La cultura ética.
- El liderazgo virtuoso.
- La seguridad psicológica.
- La orientación hacia un propósito mucho mayor.
Para conseguir organizaciones resilientes, los altos directivos deben evaluar el desempeño de sus colaboradores en función de las cualidades ya mencionadas, entre otras.
El modelo de resiliencia empresarial desarrollado por el Dr. Alexandre Di Miceli requiere que los líderes de las empresas cambien sus esquemas mentales. Es decir, no deben pensar en sus organizaciones como máquinas, sino como sistemas vivos.
Esto responde a que la naturaleza tiene una inmensa capacidad de adaptación y una gran flexibilidad. En todo momento logra regenerarse sin importar las circunstancias. Lo hemos visto durante este período de confinamiento.
En muchos países, la naturaleza (flora y fauna), ante la ausencia de la acción humana, ha reclamado nuevamente sus espacios.
Por lo tanto, las empresas pensadas como un sistema viviente y dinámico pueden aprender de manera continua, construir relaciones estables y enfocarse en un propósito mayor.
Al hacerlo, adquieren la capacidad de ser adaptables, pueden reinventarse y volver a ser prósperas. Es decir, ser resilientes.
Mensajes claves
Desarrollar la resiliencia es una necesidad imperativa para las empresas modernas. Ante todo el descalabro causado por la pandemia, con implicaciones de diversas índoles, las empresas han debido adaptarse con rapidez a una nueva realidad.
Ha quedado demostrado que el futuro es completamente incierto, sin importar cuánto se gaste en intentar predecirlo. Las empresas, para asegurar su supervivencia, deben enfocarse en desarrollar su capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios.
Todo ello, partiendo de la concepción de la empresa como un ente vivo y dinámico, haciendo énfasis en diversos valores y en un propósito superior común.
Si te ha gustado este artículo, quizás te interese:
La omnicanalidad y la experiencia del cliente
El social selling como la nueva clave para la apertura de mercados